Lo único constante es el cambio.

Todos hemos escuchado la frase “las personas no cambian”, nosotros pensamos que
no es así.

La naturaleza es un gran ejemplo de esto, vemos como las plantas van
creciendo poco a poco, cambiando según las estaciones, donde en una temporada
pueden perder todas sus hojas y de manera paulatina van recuperándolas hasta llegar
al punto que dan frutos o flores.

De esta forma, el cambio físico en las personas puede ser visto fácilmente, como los
bebés van creciendo hasta que llegan a caminar, ir a la escuela, crear nuevas
relaciones fuera del hogar, cumplir sueños, hacer una vida independiente de los
padres, hasta llegar a la etapa de vejez. En ese transcurso del tiempo los cambios
interiores ocurren, se aprenden nuevas habilidades y destrezas, además se crean
sueños y se encuentran maneras favoritas de convivir con otros y con uno mismo, lo
cual puede irse modificando según la estación de la vida donde se encuentren, las
circunstancias que se viven y los retos que se pasan.