Hace 9 meses, en marzo, en México se implementaron medidas para evitar la propagación y contagio del COVID-19.
Muchas actividades se empezaron a catalogar como esenciales y las que no eran tuvieron que suspender. Y dentro de lo que se podía considerar esencial, había muchas medidas que se tenían que tomar para asegurar que se minimizaran riesgos.
Por ejemplo la terapia psicológica, en su mayoría presencial, tuvo que moverse a la parte virtual, en línea, de distintas formas: videollamadas o las llamadas.
Esto ha representado una gran oportunidad, para personas que quizás previamente por cuestiones de tiempo o trabajo no podían asistir o no se animaban a asistir a un proceso de terapia.
En estos tiempos donde la situación de pandemia ha representado que nos aislemos, nos adaptemos en poco tiempo a muchas cosas, la terapia en línea ha significado una oportunidad de acompañarnos en estos tiempos.
Es una oportunidad para conectarnos con nuestras emociones, pensamientos e ideas desde un espacio familiar y cómodo. Una posibilidad de compartir cómo estamos lidiando con todos los cambios que han venido sucediendo a lo largo de este año.
Increíblemente hemos podido descubrir y experimentar que el espacio terapéutico supera barreras de distancia, y se crea ese espacio donde juntos conversamos, cuestionamos, y reflexionamos.