Podemos preguntarnos de dónde viene y cómo funciona la terapia sistémica o terapia familiar, como se le conoce comúnmente. Esta surge a partir de que varios terapeutas de distintos países durante la década de 1950, comienzan a entrevistar no solamente al paciente que presenta síntomas, sino al grupo familiar. Aquí es donde el interés se desplaza de lo intrapsíquico (lo que se da en la mente del individuo) a las relaciones interpersonales. El interés fue explicar la influencia que tiene la familia en el individuo.
A Ackerman se le destina el papel de ser el precursor de la terapia familiar, al ser el primero en incluir en su tratamiento los conceptos intrapsíquicos e interpersonales. Su visión es que los seres humanos están determinados tanto por sus factores biológicos como por las interacciones que sostiene y cuando se manifiesta algún conflicto, se puede inferir que el individuo interiorizó los conflictos interpersonales que experimentó. Y concluye que la persona o la familia mejora su vida cuando se trabajan las relaciones interpersonales, tomando en cuenta los valores y cultura que cada sistema familiar posee.
Por su parte, Bowen en 1954 definió a la familia como un sistema que incorpora una combinación de variables emocionales y relacionales.
En 1952 Bateson realiza un estudio en el que se enfoca en la comunicación y los mensajes emitidos entre los miembros de la familia, los cuales algunas veces, pueden ser contradictorios generando una confusión y un conflicto en la persona que los recibe.
Durante los años 1960 y 1970, aumenta el interés y se toma en cuenta que la organización social del individuo podía explicar su motivación. Es decir, se acentúa la importancia de observar las características de interacción entre los miembros de la familia, que inhiben y/o promueven el funcionamiento de los individuos y, de la familia como un todo.
Posteriormente, surge la idea de que la familia es un sistema y se refiere básicamente a que la conducta y la experiencia de uno de sus miembros, no se puede entender separada de la del resto de ellos. Aquí es importante señalar que el terapeuta familiar no “culpabiliza” a los miembros de la familia por la conducta del individuo, sino que comprendería al sistema como un todo y expresaría su sentimiento de que todos sufren de algún grado.
Desde este enfoque sistémico, se toma en cuenta el sistema familiar y las relaciones interpersonales que el individuo establece en un contexto; un lugar y un momento específicos . Ya que como hemos revisado, muchos conflictos pueden surgir a partir de cómo son estas interacciones. En este sentido, dentro de la terapia sistémica se puede ver a la familia en su conjunto o al individuo, siempre tomando en cuenta el contexto en el que se desarrolla.
Referencias
- Eguiluz, L. L. (2009). La teoría sistémica. México: UAT-UNAM
- Linn, S. J. & Garske, J. P. (1988) Psicoterapias contemporáneas. Bilbao: Desclée de Bouwer
- Ochoa, I. (1995). Enfoques en terapia familiar sistémica. Barcelona: Herder